Ambas obras de Indro Montanelli nos presentan, cronológicamente, el advenimiento de la Civilización Occidental gracias al relato detallado y reflexivo de la cultura griega y la Antigua Roma para luego saltar a la Italia posterior al año 1000. Las relaciones con sus vecinos mediterranos, europeos, balcánicos y asiáticos (persas, bizantinos, etc.)
Gracias al relato de la Historia de los griegos descubrimos cuán griega es la historia de Occidente ya que se nos presenta clara desde sus orígenes -entre el mito y la historiografía- hasta el momento en que es absorbida por Roma, sin descuidar su arte, filosofía, política, sus guerras y claro está sus personajes.
En la segunda parte del libro Historia de Roma, que bien podemos leer aisladamente de la anterior, empezamos desde los periplos de Eneas o bien de las poblaciones nativas de la Península, para ver la consolidación de una cultura llevada a la cima gracias a la República que luego de varios siglos caerá en uso del Imperio.
Por su parte La Italia del año mil es un compendio de los avatares de las poblaciones de la Península luego de la caída y consolidación de la invasiones bárbaras. La germanización de la misma y las luchas entre el poder político y espiritual de los sumos pontífices, la independencia de las ciudades a cualquier poder central, el interés de Constantinopla y los sarracenos y los avatares del Emperador germánico y su imperio.
Los anteriores libros son un esclarecedora obra que nos abra hacia el pasado, conociendo como ambas culturas fueron el pilar de nuestro días presentes.
Conocer nuestro pasado, sus hechos y reconocernos en ellos nos permite construir una identidad como personas y por extensión como pueblos o como sociedad.
Entender porqué somos profundamente influenciados por la filosofía griega o por la legislación romana luego de miles de años nos acerca a entender hechos que nos definen y a dejar de ser autómatas.
